22 octubre 2009

...ya he leído: Huye rápido, vete lejos, de Fred Vargas




Sinopsis

Alguien ha pintado un cuatro negro, invertido, con la base ancha, sobre cada una de las trece puertas de un edificio del distrito 18 de París. Debajo aparecen tres letras: CLT. El comisario Adamsberg las fotografía y titubea: ¿es una simple pintada o una amenaza? En el otro extremo de la ciudad, Joss, el viejo marino bretón que se ha convertido en pregonero de noticias, está perplejo. Desde hace tres semanas, en cuanto cae la noche, una mano desliza incomprensibles misivas en su buzón. ¿Se trata de un bromista? ¿Es un loco? Su bisabuelo le murmura al oído: «Ten cuidado Joss, no sólo hay cosas bonitas en la cabeza del hombre».


Comentario

Fred Vargas es el seudónimo de Fréderique Audoin-Rouzeau, una científica parisina nacida en 1957. En esta novela de género policiaco presenta el caso de unas muertes que parecen deberse a la acción de un sembrador de la plaga de Dios, esto es, la peste. Sí, esa enfermedad infectocontagiosa que a lo largo de la historia se ha erigido como valor paradigmático por su capacidad de diseminación en una determinada población. Y es de este valor concreto desde donde nace la trama planteada por Vargas en Huye rápido, vete lejos. ¿Sería posible diseminar la infección bacteriana de la peste en el París de finales del s. XX? ¿a quién se le puede ocurrir realizar una acción tan terrible como esta?
Huye rápido, vete lejos es un ejercicio policíaco muy bien planteado y magníficamente resuelto. Cumple con todas las características propias del género, sin adentrarse en la novela políciaca-psicológica que parece que ahora está tan de moda. Los personajes de Vargas en esta obra son arquetipos propios del género que están tratados con una cierta -y adecuada- dosis de ternura y cariño, lo que provoca que se siga con interés una trama que, quizá se encuentra algo falta de una mayor dosis de ritmo narrativo. Si bien, reconozco la dificultad de mantener un ritmo frenético en un caso como este: diseminación de la peste para provocar unas muertes muy concretas. Cómo planetar una acción ágil cuando unos personajes creíbles deben de hacerse con las bacterias de la yersinia pestis (Nosopsyllus fasciatus: pulgas de rata, en la novela) y deben diseminarlas por una ciudad de París que, previamente han señalado con un cuatro protector -salvo en unas consecuentes excepciones-.
La estructura de la obra está muy cuidada, Fred Vargas realiza un trabajo primoroso en este sentido. Al principio parece que estamos en dos tramas con dos líneas muy diferenciadas, hasta que llega el momento en que los personajes que pueblan estas pericepcias se encuentran y provocan el desarrollo del relato policíaco. Los personajes, como ya he apuntado más arriba, son arquetipos propios del polar, aunque la escritora nos presenta algunos detalles característicos que les dotan de una pequeña personalidad, que ayudan a que los podamos hacer un poquito más nuestros. Para mí destacan en lo original del planteamiento el pregonero, Joss Le Guern; el detective Adamsberg -porque obviamente, es quien más debe destacar en una novela de este género-; y me ha gustado mucho el trato que la autora ha dado al sembrador.

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